En ese sentido, una de las precauciones que no es malo tener al estacionar para mucho tiempo (por ejemplo al hacer una excursión larga a pie en un sitio aislado, o cuando utilizamos un aparcamiento disuasorio P+R para luego tomar otro modo de transporte, o simplemente cuando el coche duerme en la calle en sitios con mala fama), es dejar una de las puertas, normalmente el portón trasero, ajustados contra un muro o estructura fija (farola, señal de tráfico, árbol). Esa puerta ya estaría asegurada.
En primer lugar, elegimos una buena marca de candado que tenga al menos estas características:
– Cuello medio o largo (el de la foto es medio)
– Arco de acero reforzado (es difícil cortarlo con sierra de arco)
– Doble escotadura (Para que no baste cortar un brazo y luego girarlo. Habría que cortar los dos brazos)
Estos candados pesan y rayan los revestimientos de la furgo. Así es que no es mala idea vestirlos. Para ello, en cualquier mercería, compramos cinta elástica un par de milímetros más ancha que el alto del cuerpo del candado. Cortamos un segmento algo más corto que el perímetro del candado (para que al ponerlo quede ajustado) y lo cosemos por los cortes.
Después lo volvemos del revés para que la costura quede interiormente
y forramos con ella el candado:
Por cierto: necesitaremos 4 candados iguales. Si los encargáis a un mayorista os sirven los que queráis con la misma llave. Si no es posible, pues se numeran llaves y candados para abrirlos cómodamente sin vacilar.
A continuación medimos la distancia entre las asas de las puertas delanteras y entre la de la puerta delantera derecha (o izquierda en su caso) y la de la puerta corredera. Con estas dos medidas cortaremos dos trozos de cadena de esas longitudes y dos trozos de manguera del color de la tapicería capaz para forrar la cadena, pero de unos cinco centímetros más cortas cada una. Así los cuatro eslabones terminales asoman por los cabos.
En el caso de que la manguera elegida resulte demasiado holgada, hay que taladrarla y unir el segundo eslabón de cada extremo enhebrándola en el agujero. Así, cuando tensemos las piezas para ajustarle los candados, no se esconderán los eslabones terminales.
El resto es coser y cantar. Cada vez que queramos bloquear la furgo, se procede así:
Anudar la puerta del conductor con la pieza larga (fijaos en que, para proteger todas las asas, va una vuelta de cinta americana del mismo color):
Anudar el otro extremo de la pieza larga en la puerta del acompañante. Pero fijando también un extremo de la pieza corta.
Finalmente, salir del coche y, desde fuera, cerrar el candado del otro extremo de la cadena corta.
Se da un portazo enérgico (hay poco recorrido para coger inercia) y la puerta lateral queda bloqueada. Sólo queda el espacio justo para una muñeca con la llave para volver a abrir el candado.
Por último, accionamos la cerradura normal. Para abrir, se procede a la inversa.
Es una solución muy barata, estética, se recoge en cualquier rincón y nos puede ayudar a que prefieran otro coche a nuestra furgo. En sitios delicados también se puede poner en práctica mientras dormimos dentro. Por si las moscas.
Fuente: Foro4x4 – Viano