Desde la antiguedad, muchas civilizaciones han usado las tiendas de campaña para numerosos propositos: para vivir en ellas, para usarlas como iglesia, como refugio itinerante en sus travesías, pabellones militares para sus ejercitos o para hacer hospitales de campaña.
Los Hebreos y el Camping
Los primeros en usar las tiendas campaña fueron los hebreos que las construyeron para vivir en el desierto.
Y Pedro dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bien estamos aquí!
Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
(Matias 17,1-9).
La reacción de Pedro está llena del entusiasmo y de la alegría que todo hebreo experimentaba en esos días de la llamada «fiesta de las Tiendas», es decir, en hebreo, «Sukkot».
Era la celebración llamada «de las carpas o de los tabernáculos», en que se recordaban los cuarenta años del vagar del Pueblo de Dios por el desierto, el vivir en tiendas y adorar al tabernáculo portátil, signo de la presencia de Yahvé. Pedro desea construir tres carpas, para poder detener así el tiempo y continuar gozando de una experiencia extraordinaria.
El Tabernáculo, templo móvil de los israelitas cuando viajaban por el desierto en su camino hacia la Tierra Prometida, era siempre el centro del campamento.
Alrededor de él, las otras tiendas eran montadas en un orden preestablecido, conforme las Doce Tribus de Israel. Era, en una comparación simple, como si el Tabernáculo fuera un templo en una plaza central de una pequeña ciudad, y los grupos de las demás tiendas fueran distribuidos a su alrededor como pequeños barrios, de acuerdo a sus tribus.
Griegos y Romanos
Los griegos en cambio, preferían las chozas o cabañas.
Los que si las usaban fueron los romanos como puede apreciarse en los grabados de la Columna de Marco Aurelio. Todos hemos visto en las peliculas como los romanos levantaban grandes campamentos militares, donde cientos de tiendas tipo «canadiense» se distribuian en filas, reservandose la tienda más grande y lujosa para el alto mando.
En la europa medieval no parece haber un gran uso de las tiendas, que usualmente solo eran reservadas a los altos rangos militares, quedandose los soldados al raso o en sencillas chozas.
Una prueba de ello es la tienda de Carlos V, donde se refugiaba en los largos viajes, que se conserva magnificamente en el Museo del Ejército en Madrid.
Las tiendas en Oriente
Las civilizaciones orientales por su caracter itinerante, han sido grandes impulsoras de las tiendas de campaña.
Las tiendas bereber y árabe reciben el nombre de «jaima» o «haima».
Los almogávares, en ocasiones también llamados peones y hombres de campo, fueron unas tropas de choque, espionaje y guerrilla presentes en todos los reinos cristianos de la Península Ibérica a lo largo de la Reconquista, formadas principalmente por infantería ligera.
En la imagen de arriba podemos ver un campamento militar Almogaver del siglo XIII.
EnMarruecos, latiendadecampañaqueusaelsultánensusexpediciones se llamaba Coba ( del árabe Cobba, que quiere decir Cúpula) y solia ser bastante lujosa.
El deber supremo del sultán era defender y extender los dominios de su imperio y se ello se ocupaba personalmente poniendose al frente de su ejercito lo cual le obligaba a marchar con ellos y a efecturar vida itinerante.
Un ejemplo de ello lo tenemos en el Sultán Solimán al frente del poderoso ejercito Otomano. Comandaba los Jenízaros su famoso cuerpo de infantería y se ocupaba el mismo de la logística y la organización de cada una de sus campañas.
El Sultán Solimán decía:
«Si el príncipe no va en persona a la guerra y no afronta el peligro,
que esté seguro de que la mayor parte de sus empresas no tendrán éxito».
Naturalmente no iba en cualquier tienducha llena de barro sino que hacía que le montasen una ujosa Jaima con todas las comodidades cuyo lujo podía incluso compararse al de su palacio.
Fuente: Blogcamping